Nos perdimos juntos
un día cualquiera,
nos abandonamos del horizonte
sin relojes, brújulas ni escaleras,
sin más país
que la impaciencia.
Violamos el tiempo,
guitarra a cuesta,
deshojando el álamo de la noche,
bebiéndole siglos a cada huella,
sin más país que la inocencia.
Creo en el amor que llega
desnudándose en su coche.
Creo en el amor que espera
y sabe atrapar la noche.
Cuando la tierra se ha cansado,
cuando la soledad nos cuesta,
cuando ya nadie se sorprende alguien me espera,
serenamente así, me espera.
Llegas serena y desmedida,
luna temprana, abriendo el corazón,
guajira mía, cadencia singular,
a tres por cuatro, sin rejas ni guardián.
Estás robando los secretos
a esas estrellas que sabes regalar;
cuando te tengo invades ese mar
que llevo dentro y sabe a soledad.
Naciste allá donde la palma
fundó en un álamo el amor,
donde te encuentro, donde me salvas
de la cordura y del reloj.
Eres la furia que me calma
eres la décima mejor,
guajira mía a tres por cuatro,
tonada virgen siempre en los labios.
Hoy estás robando los secretos
a esas estrellas que sabes regalar;
cuando te tengo invades ese mar
que llevo dentro y sabe a soledad.
Creciste allá donde la palma
fundó en un álamo el amor,
donde te encuentro, donde me salvas
de la cordura y del reloj.
Eres la furia que me calma
eres la décima mejor,
guajira mía a tres por cuatro,
tonada virgen siempre en los labios.
Guajira mía, fiel, cotidiana,
novia del trino de la cañada.
Nunca te vayas, no, guajira.
Si mi canción te regresara,
sería feliz y el universo
encontrarías aquí.
Si mi canción te regresara,
pero olvidaras mi nombre,
sería feliz aquí.
Vuélveme a inventar la felicidad
tocando estrellas con tu corazón,
que aquí te aguardan la ciudad y el sol,
alivia el cielo.
Ven a desmentir esta realidad
aunque yo pague el precio de olvidar,
aunque te libre de mi mal de amor,
alivia el cielo.
Si mi canción te regresara,
un rito al amor cada mañana
encontrarías aquí.
Si mi canción te regresara
y no me amaras, entonces,
sería feliz aquí.
Vuélveme a inventar la felicidad
tocando estrellas con tu corazón,
que aquí te aguardan la ciudad y el sol,
alivia el cielo.
Ven a desmentir esta realidad
aunque yo pague el precio de olvidar,
aunque te libre de mi mal de amor,
alivia el cielo.
Esta vez, si te vuelvo a encontrar,
abrigaremos este sol
de esta ciudad descolorida y nuestra,
fundará un segundo la mejor canción,
un rapto a la felicidad,
un surgimiento, una explosión.
Vendrás,
rostro de fuego que me salva una vez más,
simple armonía que al nacer,
arde en el alma y en la piel.
Esta vez, si te vuelvo a encontrar,
un siglo nuevo con tu estrella llegará
abriendo un cántaro de miel
como ritual de libertad.
Esta vez, si te vuelvo a encontrar,
vendrá la vida para compartir la fe
llevándose la soledad,
amándote.
Guitarra febril, herida mortal,
perfecta estocada para el amor.
Guitarra febril, guitarra canción,
robaste el silencio al buen trovador.
Guitarra tienes tú lo que a mi voz le falta,
tienes un ruiseñor despierto en la garganta,
sabes rondar la luz, la dicha y los anhelos,
trocarte con la miel surcando un aguacero,
surcando un aguacero.
Guitarra febril, guitarra canción,
robaste el silencio al buen trovador.
Mi infancia acompañaste apuntándome al pecho,
solíamos vagar entre el sillón y el techo,
supiste del café, del agua y del verano
en el que me encontré tu misterio temprano,
tu misterio de humano.
Guitarra febril, guitarra canción,
robaste el silencio al buen trovador.
Cantándole al amor iniciamos un duelo
salvándonos canciones desde los abuelos,
decretando el imperio de la poesía,
vaya suerte mayor que me brindó la vida,
que me brinda la vida.
Guitarra febril, guitarra canción,
robaste el silencio al buen trovador.
Tú me hiciste olvidar la amorosa pedrada
para la porcelana del mejor florero,
salvaste sin querer los muebles de la sala,
la lámpara y su luz y el gato del alero,
y el gato del alero.
Guitarra febril, guitarra canción,
robaste el silencio al buen trovador.
Guitarra febril, guitarra canción.
Eres tú la voz más alta,
dulce misterio del trovador.
La era está pariendo un corazón
porque, guitarra.
Eres tú la voz más alta,
dulce misterio del trovador.
Sindo Garay, Matamoros, María Teresa,
cantaron todos a coro.
Eres tú la voz más alta,
dulce misterio del trovador.
Te amo, eternamente, te amo, guitarra.
Eres tú la voz más alta,
dulce misterio del trovador.
Mi vida toda es el tiempo
en que canta la guitarra.
Eres tú la voz más alta,
dulce misterio del trovador.
Guitarra febril, guitarra canción,
robaste el silencio al buen trovador.
Yo te traigo el verso
más nuevo del alba
para que comiences
la nueva mañana.
Se escapó de un beso
o de una tonada,
prefirió el camino abierto del alma,
prefirió el camino abierto del alma.
Por este momento
valga la palabra,
imperio de amores
valga la esperanza,
si te traigo el verso más nuevo del alba,
es porque despierto presa de tu mirada,
es porque despierto presa de tu mirada.
Amanecer testigo de tu risa,
cómplice de la noche y la caricia
que me atrapó en los muros del amor.
Por este momento
valga la palabra,
imperio de amores
valga la esperanza,
si te traigo el verso más nuevo del alba,
es porque despierto presa de tu mirada,
es porque despierto presa de tu mirada.
Vuela desde el Caribe
un verso ángel colibrí,
una corriente incontenible.
Vuela hasta una ceiba,
posa en mi techo ese mirar
y se abalanza hasta llenarme el pecho.
Vuela desde el Caribe
un verso ángel colibrí,
una corriente incontenible.
Su beso vuela con la tarde
y su intensa luz me quema,
el recuerdo es esa sombra que arde,
mas vibra en el candor de esta habanera.
El mapa se esfumó y la tarde
ha venido a compartir mi espera,
la guitarra vuela como el ángel
que vibra en el candor de esta habanera.
Esta trovada que nació en la Habana
se sabe de memoria tu sonrisa,
me mira desde el Morro y me acaricia
atravesando mares y guitarras.
Esta trovada que nació en mi Habana
se me pintó en los mapas y las horas,
es una estrella más que se me antoja
y en medio de una lágrima se asoma.
Es como una emisaria tentadora
que le levanta el velo a la mañana,
esta trovada lleva en la mirada
la paz que me ha dejado tu alma.
Nunca podré escapar de mi niñez en tu balcón
ni de los adoquines que al viajero conquistó
y es que hace tantas lunas que mi amor
anidó en el vitral de tu misterio trovador.
Cuando me pierda regresaré de mar
entre tus muros me vestiré de sal
estaré aquí bajo la sombra
del bardo que te nombra
anclada para siempre en ti.
Nunca podré escapar de mi niñez en tu balcón
ni de los adoquines que al viajero conquistó
bien sabe la distancia que mi amor
sólo habita el portal de tu misterio trovador.
Cuando me pierda y no te pueda ver
desde estas piedras abrigaré tus pies
estaré aquí bajo la sombra
del bardo que te nombra
anclada para siempre en ti.
Quién sabe qué habanera te conquistó,
qué motivo inconcluso caló tu voz;
serafín de mi verso madrugador,
sálvame del silencio ensordecedor
que se muere de luna diciembre.
Quién sabe con qué acorde
salió a buscarte la melodía,
qué soledad nos rompe
la lanza audaz de la poesía;
en Cádiz y La Habana
la luna se desgrana,
quién sabe qué habanera te conquistó
que se muere de luna diciembre.
Quién sabe qué habanera dejó volar
el velero febril de la libertad,
qué copla tropezó con la tempestad,
qué mueca derribo la felicidad;
que se muere de luna diciembre.
Quién sabe qué habanera
puso en tus labios la melodía
para embrujar la noche
que nos desangra la poesía
en Cádiz y La Habana
la luna se desgrana,
quién sabe qué habanera te conquistó
que se muere de luna diciembre.
Cómo iba yo a imaginarme
que tanta ternura pudieras guardar,
que con un simple aguacero robaras el vuelo
de mi eternidad.
Cómo iba yo a imaginarme
perdida, traviesa, bebiendo tu sed.
Cómo contar que regreso a mi calle y mi tiempo,
que existo tal vez.
Cómo desafiar la voz que me apura.
Cómo no morirme en esta locura.
A ti te debo el sol
de la noche más pura,
la que me salva el verso de amor.
Cómo no morirme en esta locura.
Reina una estrella entre tu voz
y el centro de mi herida.
Me voy muriendo así de tanta vida.
Cómo no morirme en esta locura.
Tu manantial derriba el lodo
y limpia este camino.
Sólo descubro la verdad contigo.
Cómo no morirme en esta locura.